Han pasado ya siete meses desde la batalla contra Deep Blue. Durante este tiempo, hemos estado distanciándonos, hasta tal punto que ninguna de nosotras hablamos. Pudding no volvió a ser la misma, recuerdo que antes era alegre e hiperactividad, siempre sonriente y positiva, pero ha cambiado mucho desde la partida de los cyniclones. Ahora es callada, muy tranquila y cuesta mucho verla sonreír. Ciertamente siento que ella esta afectada por la partida de Taruto, o por el simple hecho de que ninguna le hayamos vuelto a hablar.
Durante estos siete largos meses tampoco hemos utilizado nuestros poderes, cada vez que hay una alerta de extraterrestre, cuando llegamos no encontramos nada. Al principio creíamos que tal vez Masha tenia algún error, pero luego descubrimos que es que los aliens desaparecen cuando llegamos. No sabemos que es lo que nuestro nuevo enemigo quiere, o si viene en paz, la verdad no sabemos si de verdad es necesario llamarlo "enemigo" ya que jamás ha atacado.
Mi nombre es Ichigo Momomiya, líder de las Tokyo Mew Mew, y yo... solo espero que todo vuelva a ser como antes.
Era un día normal en el café Mew: Pudding hacia acrobacias mientras atendía las mesas, Mint estaba sentada tomando el té, Zakuro era indiferente con los clientes, Lettuce limpiaba las mesas y de vez en cuando dejaba caer algunos platos, e Ichigo hacía el verdadero trabajo duro.
Cuando el café cerró, las cinco chicas se dirigieron al camerino a cambiarse. Todo estaba en un silencio bastante insoportable, solo se escuchaban los pasos de las chicas, las cuales mantenían la mirada baja con tal de evitar el contacto visual. Hasta que por fin, algo rompió el terrible silencio.
- ¡Alerta, extraterrestre!
- ¿¡Donde!? - dijeron las chicas en coro, volteando a ver a Masha.
- Por aquí, siganme - respondió el pequeño robot, saliendo por la ventana, mientras cada una de las chicas sacaba sus medallas de poder.
- Mew Mew Strawberry....
- Mew Mew Minto...
- Mew Mew Lettuce...
- Mew Mew Pudding...
-Mew Mew Zakuro....
- Metamorfo-sis!! - Gritaron las chicas al unisono.
(Nota de la escritora: les dejo el link del vídeo de las transformaciones, por si quieren verlo: http://www.youtube.com/watch?v=oW3mk5Ny5hY )
Un fuerte brillo apareció y pronto las Tokyo Mew Mew corrían detrás de Masha. El pequeño robot las guió hacia el parque, cerca de un enorme árbol de cerezo, el cual ya había florecido. Las chicas se detuvieron en seco al ver que, bajo la sombra del enorme árbol, había un picnic para cinco personas. esto debía ser obra de Keiichiro, el cual había estado intentando unirlas desde hace ya vario tiempo.
Lettuce se acercó curiosa al cesto, el cual contenía unos deliciosos postres, y luego miró a las demás chicas, como si estuviera invitándolas a acercarse. Pudding miró fijamente a la mew verde, luego esbozó una falsa sonrisa y negó con la cabeza, para luego irse corriendo de allí. Zakuro no quería "perder el tiempo", así que solo dio media vuelta y se fue. Para Mint no tenía sentido estar allí si no estaba su onee-sama, y solo dio un salto para luego alejarse volando. Lettuce suspiró cerrando los ojos, y luego miró fijamente a la líder del grupo. Ichigo mantuvo su mirada por unos pocos segundos, luego cerró los ojos y se fue.
La mew verde bajó la mirada y cerró los ojos, dejando escapar una lágrima. "¿Porque ya nada es como antes?" se dijo para si misma. Luego miró el cielo, el cual estaba tornándose de un hermoso tono anaranjado. Una suave brisa alborotó sus verdes cabellos, haciendo que Lettuce cerrará los ojos para disfrutarla mejor.
- Será mejor que me vaya - susurró.
La chica de ojos verdes tomó la canasta y miro al horizonte una vez más, volviendo a su forma normal, para luego emprender su camino a casa.
Esa noche, Pudding se acostó muy temprano, y mirando al techo empezó a pensar en todo lo que había cambiado en tan solo siete meses, y pensó en renunciar. Si el mundo la necesitaba, ella estaría allí con mucho gusto, pero por ahora, ella necesitaba un poco más de tiempo para ella y para sus hermanos.
La mañana siguiente, Zakuro decidió llegar a su trabajo unas tres horas antes de que abrieran el café, para así asegurarse de que ninguna de las otras Mews estuviera allí. Lo que pasaba era que la joven cantante ya no quería seguir trabajando en el café, iba a renunciar, y no quería pasar por lo mismo de la vez pasada, esta vez nadie la iba a detener. Ya estaba aburrida de trabajar allí, ya ninguna le hablaba, ni siquiera Mint, y ya el mundo no la necesitaba. Ya no había amenazas para el planeta Tierra, y de igual manera, si las hubiera a nadie le importaría ella, siempre todo era Ichigo. No es que Zakuro estuviera celosa, pero siempre han agradecido a la chica gato por todo, cuando fueron las cinco las que lograron derrotar a Deep Blue. Aún así, después de haber dado un enorme esfuerzo, nadie le había agradecido, siempre felicitaban a Ichigo. Ya estaba harta.
La joven de cabellos violetas se detuvo al estar justo al frente del hermoso edificio color rosa, el cual se detuvo a observar detenidamente.
- Zakuro - La voz de Shirogane hizo que la joven modelo despertara de sus pensamientos y lo mirara detenidamente - pasa, hay algo que debemos decirte.
-Yo también necesito decirles algo.
Ryo le indicó a la joven que se sentara en una de las sillas del café, para luego darse media vuelta he irse.
- ¿Donde esta Akasaka-san?
- Esta en el laboratorio, vendrá en unos minutos - le respondió el rubio, colocando sus manos detrás de su nuca y saliendo del lugar.
Zakuro dio un enorme suspiro, y luego colocó uno de sus codos en la mesa, para luego apoyar su cabeza en su mano. "Espero que no se tarde mucho..."
Cuando Mint llegó al café, se sorprendió al ver a Shirogane en la puerta. Él nunca las esperaba, menos afuera del café. La joven de moños se acercó para decirle al rubio que iba a renunciar, ella ciertamente no necesitaba el empleo, y ahora que no había ninguna amenaza, ya no era divertido trabajar allí. Mint abrió la boca para decir algo, pero Ryo no le dejo hablar, ya que inmediatamente el le ordenó que pasara y que se sentara al lado de Zakuro.
Durante el resto del rato, mientras esperaban que Keiichiro saliera del laboratorio, las dos chicas permanecieron calladas, intentando evitar el contacto visual, pero mirándose de reojo.
Pudding y Lettuce llegaron juntas al café, como siempre, quince minutos antes de que abrieran. A pesar de que ninguna de las dos se hablaban. ambas intentaban tener una conexión. Así que siempre "de casualidad", Pudding encontraba a Lettuce cuando venia al café y siempre llegaban juntas (digo "de casualidad" porque Lettuce siempre espera a Pudding en el mismo lugar, pero le hacia creer a Pudding que era casualidad). Cuando entraron al café, ambas se sorprendieron al ver que allí se hallaban Zakuro y Mint. ¿No eran ellas dos las que siempre llegaban antes que las demás?.
- Chicas, vengan siéntense aquí, tenemos que hablar.
Ambas asintieron con la cabeza y luego se dirigieron a la mesa donde estaban Mint y Zakuro, para luego sentarse al lado de ellas.
Ichigo se levantó tarde esa deliciosa tarde de sábado, se bañó, se vistió y desayunó. Todo con una enorme tranquilidad, ya que no le importaba llegar tarde al trabajo. Ella había decidido renunciar, ya estaba harta de como Shirogane la trataba. La peli-roja se despidió de sus padres y se fue al café, disfrutando de los suaves rayos de sol.
Cuando llegó al fin al café, se sorprendió de hallar el lugar cerrado... ¿No se suponía que debio abrir hace más de una hora?
- ¡Hey Ichigo! - la peli-roja dirigió su mirada a quien la había nombrado.
- Hola Shirogane - saludó, acercándose a él.
- Pasa, siéntate con las demás. Keiichiro y yo tenemos algo que decirte.
Ichigo asintió y se dirigió a la mesa en donde estaban las demás, para luego sentarse al lado de Lettuce. La chica de ojos color chocolate miró detenidamente a cada una de sus compañeras. Las extrañaba. Echaba de menos esos hermosos momentos que todas pasaron juntas, extrañaba los alegres gritos de Pudding, las interesantes conversaciones con Lettuce, los consejos que Zakuro le daba, e incluso extrañaba discutir con Mint.
- Chicas - Todas levantaron la mirada inmediatamente al ver que Ryo entraba en la habitación junto con una chica - Les presento a la nueva Mew...
Lettuce se acercó curiosa al cesto, el cual contenía unos deliciosos postres, y luego miró a las demás chicas, como si estuviera invitándolas a acercarse. Pudding miró fijamente a la mew verde, luego esbozó una falsa sonrisa y negó con la cabeza, para luego irse corriendo de allí. Zakuro no quería "perder el tiempo", así que solo dio media vuelta y se fue. Para Mint no tenía sentido estar allí si no estaba su onee-sama, y solo dio un salto para luego alejarse volando. Lettuce suspiró cerrando los ojos, y luego miró fijamente a la líder del grupo. Ichigo mantuvo su mirada por unos pocos segundos, luego cerró los ojos y se fue.
La mew verde bajó la mirada y cerró los ojos, dejando escapar una lágrima. "¿Porque ya nada es como antes?" se dijo para si misma. Luego miró el cielo, el cual estaba tornándose de un hermoso tono anaranjado. Una suave brisa alborotó sus verdes cabellos, haciendo que Lettuce cerrará los ojos para disfrutarla mejor.
- Será mejor que me vaya - susurró.
La chica de ojos verdes tomó la canasta y miro al horizonte una vez más, volviendo a su forma normal, para luego emprender su camino a casa.
Esa noche, Pudding se acostó muy temprano, y mirando al techo empezó a pensar en todo lo que había cambiado en tan solo siete meses, y pensó en renunciar. Si el mundo la necesitaba, ella estaría allí con mucho gusto, pero por ahora, ella necesitaba un poco más de tiempo para ella y para sus hermanos.
La mañana siguiente, Zakuro decidió llegar a su trabajo unas tres horas antes de que abrieran el café, para así asegurarse de que ninguna de las otras Mews estuviera allí. Lo que pasaba era que la joven cantante ya no quería seguir trabajando en el café, iba a renunciar, y no quería pasar por lo mismo de la vez pasada, esta vez nadie la iba a detener. Ya estaba aburrida de trabajar allí, ya ninguna le hablaba, ni siquiera Mint, y ya el mundo no la necesitaba. Ya no había amenazas para el planeta Tierra, y de igual manera, si las hubiera a nadie le importaría ella, siempre todo era Ichigo. No es que Zakuro estuviera celosa, pero siempre han agradecido a la chica gato por todo, cuando fueron las cinco las que lograron derrotar a Deep Blue. Aún así, después de haber dado un enorme esfuerzo, nadie le había agradecido, siempre felicitaban a Ichigo. Ya estaba harta.
La joven de cabellos violetas se detuvo al estar justo al frente del hermoso edificio color rosa, el cual se detuvo a observar detenidamente.
- Zakuro - La voz de Shirogane hizo que la joven modelo despertara de sus pensamientos y lo mirara detenidamente - pasa, hay algo que debemos decirte.
-Yo también necesito decirles algo.
Ryo le indicó a la joven que se sentara en una de las sillas del café, para luego darse media vuelta he irse.
- ¿Donde esta Akasaka-san?
- Esta en el laboratorio, vendrá en unos minutos - le respondió el rubio, colocando sus manos detrás de su nuca y saliendo del lugar.
Zakuro dio un enorme suspiro, y luego colocó uno de sus codos en la mesa, para luego apoyar su cabeza en su mano. "Espero que no se tarde mucho..."
Cuando Mint llegó al café, se sorprendió al ver a Shirogane en la puerta. Él nunca las esperaba, menos afuera del café. La joven de moños se acercó para decirle al rubio que iba a renunciar, ella ciertamente no necesitaba el empleo, y ahora que no había ninguna amenaza, ya no era divertido trabajar allí. Mint abrió la boca para decir algo, pero Ryo no le dejo hablar, ya que inmediatamente el le ordenó que pasara y que se sentara al lado de Zakuro.
Durante el resto del rato, mientras esperaban que Keiichiro saliera del laboratorio, las dos chicas permanecieron calladas, intentando evitar el contacto visual, pero mirándose de reojo.
Pudding y Lettuce llegaron juntas al café, como siempre, quince minutos antes de que abrieran. A pesar de que ninguna de las dos se hablaban. ambas intentaban tener una conexión. Así que siempre "de casualidad", Pudding encontraba a Lettuce cuando venia al café y siempre llegaban juntas (digo "de casualidad" porque Lettuce siempre espera a Pudding en el mismo lugar, pero le hacia creer a Pudding que era casualidad). Cuando entraron al café, ambas se sorprendieron al ver que allí se hallaban Zakuro y Mint. ¿No eran ellas dos las que siempre llegaban antes que las demás?.
- Chicas, vengan siéntense aquí, tenemos que hablar.
Ambas asintieron con la cabeza y luego se dirigieron a la mesa donde estaban Mint y Zakuro, para luego sentarse al lado de ellas.
Ichigo se levantó tarde esa deliciosa tarde de sábado, se bañó, se vistió y desayunó. Todo con una enorme tranquilidad, ya que no le importaba llegar tarde al trabajo. Ella había decidido renunciar, ya estaba harta de como Shirogane la trataba. La peli-roja se despidió de sus padres y se fue al café, disfrutando de los suaves rayos de sol.
Cuando llegó al fin al café, se sorprendió de hallar el lugar cerrado... ¿No se suponía que debio abrir hace más de una hora?
- ¡Hey Ichigo! - la peli-roja dirigió su mirada a quien la había nombrado.
- Hola Shirogane - saludó, acercándose a él.
- Pasa, siéntate con las demás. Keiichiro y yo tenemos algo que decirte.
Ichigo asintió y se dirigió a la mesa en donde estaban las demás, para luego sentarse al lado de Lettuce. La chica de ojos color chocolate miró detenidamente a cada una de sus compañeras. Las extrañaba. Echaba de menos esos hermosos momentos que todas pasaron juntas, extrañaba los alegres gritos de Pudding, las interesantes conversaciones con Lettuce, los consejos que Zakuro le daba, e incluso extrañaba discutir con Mint.
- Chicas - Todas levantaron la mirada inmediatamente al ver que Ryo entraba en la habitación junto con una chica - Les presento a la nueva Mew...
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